Acolchado y materiales para acolchar el suelo

El mulching o acolchado es una capa de material que se coloca sobre la tierra, alrededor de las plantas, para proteger las raíces del frío o calor excesivos aunque también puede cumplir una función decorativa.

Entre los principales materiales usados para acolchar las plantas se encuentran:

  • Corteza de pino. Es un tipo de acolchado decorativo y fácil de encontrar en el mercado. Podemos adquirirlo en sacos o a granel, más económico si necesitamos cubrir grandes extensiones de terreno. El mulching de corteza de pino se fabrica triturando los restos de pino de la industria maderera. Tiene un pH ácido adecuado para plantas acidófilas o para equilibrar suelos alcalinos.
  • Acolchado de piedras decorativas. Hay una amplia gama para elegir, de distintos colores, tamaños y materiales, piedra, mármoles, marmolina, rocas calcáreas, gravilla, cerámica triturada… Este tipo de acolchados no se descomponen y por tanto, no aportan nutrientes al suelo, pero lo protegen y permiten realizar decoraciones muy bonitas utilizando combinaciones de distintas piedras con plantas.
  • Grava volcánica. Es un mulching duro pero muy poroso que proviene de la trituración de rocas de zonas volcánicas, por lo que resulta muy adecuado para jardines de cactus y suculentas. La grava volcánica capta el rocío de madrugada permitiendo que las plantas puedan aprovechar esa humedad. Aunque resulta muy decorativa, su precio es elevado.
  • Paja (o ramas trituradas). Es un acolchado económico y fácil de conseguir. La paja se forma con las hojas y tallos secos de los cultivos de cereal y si se coloca como mulching tarda varios años en descomponerse aportando materia orgánica a la tierra. Para que la paja resulte eficaz como mulching debemos poner una capa de unos 15-20 cm de espesor. Da un aspecto rural y campestre que puede resultar atractivo en algunos tipos de jardín o en zonas de huerto.
  • Hojas de árboles caducifolios. Se trata de un mulching que podemos obtener de árboles de nuestro jardín o de los parques públicos en otoño, recogiendo las hojas que caen al suelo. Crearemos una capa protectora muy consistente que se descompondrá en varios meses aportando calor al suelo en invierno y sirviendo de abono orgánico a las plantas. Se pueden utilizar las hojas de cualquier árbol aunque algunas como las del tilo, resultan especialmente ricas en materia orgánica. Los acolchados con hojas permiten decorar el jardín con un toque otoñal de forma sostenible y sin gastar ni un euro.
  • Acolchado de restos de la siega del césped. Conviene extender las hierbas en capa finas y una vez esté bien seca.

Ventajas del acolchado para el jardinero

Colocar un acolchado orgánico en el huerto o el jardín resulta aconsejable durante los meses de invierno y verano debido a que aporta varias ventajas al jardinero:

  • Con el acolchado el suelo se mantiene más esponjoso pudiendo reducir los trabajos con la azada.
  • El mulching o acolchado impide el nacimiento de malas hierbas reduciendo los esfuerzos que debe hacer el jardinero para arrancarlas.
  • El acolchado protege el suelo de la pérdida de humedad por lo que el jardinero necesita regar menos.
  • El acolchado orgánico produce humus y sustancias nutritivas para regenerar el suelo por lo que el jardinero necesita realizar menos abonados.
  • El mulching forma una base blanda y limpia que facilita la recolección de hortalizas y frutales al jardinero. Las frutas y verduras no están manchadas de tierra ni se golpean tanto al caer al suelo.

¿Cuándo acolchar el suelo?

El acolchado del suelo debe hacerse antes del inicio de las primeras heladas de finales de otoño o invierno. En ese momento el suelo mantendrá el calor recibido durante la estación estival y habrá retenido las lluvias otoñales. En primavera, el acolchado ya se habrá descompuesto e incorporado al suelo o de lo contrario deberemos retirarlo.

Una vez el suelo haya recibido nuevamente el calor y las lluvias de la primavera, realizaremos un nuevo acolchado, esta vez antes del inicio del calor, a finales de primavera o principios del verano, para proteger al suelo del sol intenso y de la sequía estival.