El moho es uno de los agentes que más dolores de cabeza provoca cuando nos disponemos a realizar labores de limpieza en el hogar. Se trata de un hongo, que suele aparecer en áreas húmedas, cálidas y con poca iluminación. Se propaga por medio de esporas, que resisten temperaturas y condiciones ambientales extremas. Dadas sus particulares características celulares, no forma parte ni del reino vegetal ni del animal.
Los tipos de moho más comunes son:
- Penicillium. De este género, conformado por entre 100 y 150 especies, deriva la penicilina.
- Alternaria. Son usuales en plantas y potentes alérgenos en seres humanos. Pueden causar rinitis y reacciones de hipersensibilidad.
- Mucor. Aparecen en el suelo y en las plantas. Destacan por su rápido crecimiento y por poseer tonalidades claras, que van del blanco al gris o al beige.
- Aspergillus. El heno y el compostaje son el hábitat ideal de esta variedad.
- Cladosporium. Los mohos pertenecientes a este género son temidos en la agricultura. Pueden causar gravísimos problemas en los vegetales. De aspecto aterciopelado, se presentan en estructuras negras y marrones.
Para su crecimiento, el moho precisa oxígeno, materia orgánica y, sobre todo, humedad. Podemos encontrar colonias en casi cualquier lugar de la casa, siempre y cuando exista este último elemento. A pesar de que las temperaturas cálidas son ideales para su desarrollo, algunas especies las hallamos también en ubicaciones relativamente frías. Cuando el entorno deja de ser propicio para ellos, permanecen latentes hasta que las condiciones vuelven a ser óptimas. Es, por tanto, reincidente y persistente.
Prevenir la aparición del moho
Antes de hablar de los métodos más eficaces para eliminar el moho, resulta interesante profundizar en la manera de evitar su aparición. Existen diversos trucos al respecto:
Control de la humedad:
Las habitaciones poco ventiladas y con mucha humedad o condensación son el caldo de cultivo ideal para la reproducción del moho. También lo son las superficies (ropa, madera, comida…) que permanecen mojadas más de 24 horas.
Reducir la humedad es la mejor forma de erradicar el moho. Con nuestras estancias por debajo del 60% tenemos mucho ganado en la batalla contra estos incómodos hongos. Un deshumidificador es un aliado perfecto para esta lucha. Algunos equipos de aire acondicionado también poseen dicha función y pueden, por consiguiente, resultar muy útiles.
Purificación del aire:
Tal y como hemos reseñado con anterioridad, el moho se propaga mediante esporas que se desplazan a través del aire. Por ello, los purificadores con filtros específicos contribuyen decisivamente a la eliminación de todo tipo de hongos. Es importante que estos aparatos dispongan de filtros HEPA, capaces de capturar partículas de hasta 0,3 micras. En cualquier caso, siempre se puede recurrir a la ventilación natural en caso de no poseer estas máquinas.
Otras formas de prevención son:
- Abrir las ventanas para que entre a diario la luz del sol en la vivienda (el moho no puede vivir en tales condiciones).
- Emplear pinturas y productos antimoho.
- Mantener ropa y calzado bien secos y ventilados.
Eliminar el moho de nuestra casa
Existen diversos productos para eliminar el moho de cualquier hogar. Los más efectivos son: lejía, vinagre, bórax, amoníaco, peróxido de hidrógeno, detergente, bicarbonato, aceite del árbol del té etc.
La lejía o el amoníaco son eficaces, aunque no demasiado cuando el moho se halla sobre materiales porosos. El hipoclorito de sodio, principal ingrediente de la primera, se encuentra en la mayoría de fungicidas.
La gran ventaja del bórax es que no emite sustancias químicas o gases. Usualmente se emplea como ambientador y como producto de limpieza de inodoros. Este mineral blanco puede mezclarse con agua y aplicarse como inhibidor natural de muchos tipos de hongos.
El vinagre es una sustancia común en cualquier cocina y un potente antimoho. No en vano, resulta letal para más del 80 por ciento de las variedades. Basta con llenar un difusor con 100 mililitros de vinagre blanco y pulverizar las áreas afectadas.
Por su parte, el peróxido de hidrógeno es un producto barato y de venta en farmacias. Se trata de un reconocido antibacterias. Es especialmente efectivo en la ropa, accesorios del baño, cocina etc.
Cabe resaltar igualmente el bicarbonato, que no sólo mata el moho, también fulmina el olor que éste deja. Además, es natural e inofensivo para toda la familia, incluyendo las mascotas.
Dentro del apartado de los fungicidas naturales, el aceite del árbol del té ocupa un lugar destacado. El precio es, tal vez, su inconveniente más llamativo, aunque no llega a ser prohibitivo. Simplemente hay que mezclar dos tazas de agua (unos 500 mililitros aproximadamente) y dos cucharadas de aceite del árbol del té (40 gramos). Ayudados de un difusor, aplicamos la solución sobre la zona afectada y esperamos en torno a 30 minutos.
Existen otros productos capaces de hacer desaparecer el moho. El vodka, la semilla de toronja o la de pomelo son algunos de ellos.
En resumen, existen diversos productos capaces de eliminar el moho. Sin embargo, la prevención no es menos importante y, en este sentido, cabe reseñar la conveniencia de ventilar adecuadamente las estancias, permitir la entrada de los rayos de sol a las viviendas, así como mantener una humedad relativa idónea y purificar el aire que respiramos a diario en nuestros hogares. Estos son, sin duda alguna, los mejores fungicidas que podemos emplear.